jueves, 7 de abril de 2011
...
Entra en la sala con un extraño sentimiento de nueva libertad. Poco después, ya está sentado en la silla de siempre. Escuchando su música, odiosa para la gran mayoria. Es estonces cuando sueña, y piensa que todo está aún por descubrir. De que tiene un poco de miedo y un poco no, por saber que le espera por ver. Como esa extraña sensación de cuando estás en la playa y hace calor. De repente te entran ganas de darte un baño. Te levantas de la toalla, te acercas al agua. Te metes dentro aunque el agua está fria. Y es, en ese momento en que te sumerges. Y tan sólo, después de unas cuantas brazadas, alcanzas a saborear hasta el fondo ese gusto único y un poco extraño de libertad total, hasta de sí mismos. Es ahí cuando te das cuenta de que ser creativos quiere decir no ser prisioneros del tiempo de otros. No tener ni límites ni confines, hasta dar con la idea perfecta que te recompensa por todo ese tiempo que ya no está, pero que en realidad sigue existiendo todavía, sólo que bajo otras formas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario